La comparecencia que se ha vivido esta mañana en la sala de los Campos de Sport de El Sardinero ha dejado patente que en el Racing empieza otra etapa en el ámbito deportivo, la segunda que vive el club en esta convulsa campaña. Nuevamente, y como suele suceder en este tipo de ocasiones, el anfitrión ha sido «Harry»; y como también es norma general, el dirigente no ha ahorrado parabienes a la llegada de Emilio de Dios como nuevo director deportivo del conjunto cántabro.
En este acto los asistentes no han podido dejar de tener una extraña sensación de «déjà vu«. Era el mismo lugar, la misma escena, con el mismo ambiente de incredulidad, pero con un protagonista distinto. El discurso estrambótico y lenguaraz de Manolo Sáiz ha dado paso hoy a uno mucho más comedido por parte de quien a le sucede como máximo responsable deportivo de la entidad santanderina. Esa moderación, no obstante, ha llevado aparejada también ciertos tintes sibilinos, propios de alguien que conoce perfectamente los avatares del fútbol profesional.
De Dios tiene un buen currículum y es buen conocedor de lo que pasa en este mundillo, y todo esto le otorga una ventaja considerable de partida respecto al ex-director del Grupo Deportivo ONCE. Eso, sin lugar a dudas, tiene su parte positiva, pero también su lado oscuro: su salida del Sporting se produjo en gran parte por su oposición a la injerencia del Consejo presidido por Manuel Vega-Arango en sus decisiones, y ese podría ser un tanto a favor del gijonés, pero no es menos cierto que puede que los ocho meses que ha pasado en el paro hayan provocado que cambie su mentalidad, y se muestre más dócil a los «consejos» de Pernía, Harry y compañía. A esa duda contribuye el hecho de que haya dado cierto aire idílico a su salida del Sporting, y en mayor medida que en Santander vaya a retomar la relación que mantuvo con Eugenio Botas en su etapa en la Gijón. A pesar de que hoy se ha mostrado contundente a la hora de marcar distancias respecto a Botas, la duda sigue sobrevolando no tanto sobre su figura, sino sobre la de Francisco Pernía, auténtico alma mater de este proyecto, y cuyas ansías de protagonismo son de sobra conocidas para lós racinguistas después de tantos años.
El tiempo será el que juzgue la labor de Emilio de Dios al frente de la dirección deportiva del Racing, sobre todo teniendo en cuenta que acaba de aterrizar en Santander. El Consejo ha intentado labor su imagen con este «fichaje», pero lo que el nuevo director deportivo del Racing debe tener claro es que su posición está en entredicho desde el principio, por lo que en su mano está ganar la credibilidad que ahora, y por quienes le han contratado, no posee.