No tenía una papeleta fácil José Aurelio Gay este mediodía en su presentación como nuevo técnico del Racing. Con el equipo en puestos de descenso y una fractura social casi irreparable, todo lo que el madrileño dijera en su puesta de largo iba a ser analizado con lupa tanto por prensa como por aficionados. Con el recuerdo de las salidas de tono de Fabri aún fresco en la memoria colectiva, no es extraño que a los presentes en la sala de prensa de los Campos de Sport nos sorprendiera el sentido común aplicado por Gay, huyendo de cualquier posible polémica y apostando de forma decidida por el consenso de todos los que forman la gran familia racinguista. En lo futbolístico, el nuevo técnico dejó claro que su principal reto será recuperar anímicamente a la plantilla y formar un bloque para poder sacar adelante «una situación difícil».
En contraste con el talante conciliador del entrenador, la parte negativa la volvió a protagonizar, una vez más, el presidente del Racing. Ya se han vuelto crónicas las salidas de pata de banco de Harry, que se ha creído el personaje que se le ha encomendado interpretar en la «farsa» ideada por Francisco Pernía, sintiéndose liberado incluso de las ataduras protocolarias que se le presuponen al máximo dirigente de una institución centenaria y que representa el sentimiento de miles de personas. Y es que aunque se empeña en vestirse de traje y corbata, al presidente se le sigue notando «el pelo de la dehesa», un pelo que no es descartable que se endurezca aún más en la particular huída hacia adelante que lleva protagonizando desde su aterrizaje en el club.
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